En un mundo que no parece parrar quieto ni un minuto, bajar el ritmo está cada vez más a la orden del día. Así va calando bien hondo el movimiento ‘slow’ que reivindica decantarse por la artesanía, los productos de KMO y el disfrute de los pequeños placeres de la vida. Aquí van unas reglas básicas para pasarse al modo ‘slow’:
Me desconecto
Apago el ordenador, la tablet o el móvil, sí o sí, al menos unas horas de forma periódica. Permaneceré inaccesible a las solicitudes del mundo exterior porque, no pasa absolutamente nada por estar desconectado un ratito.
Me concentro
Por lo menos una vez al día, concentro toda mi atención a un solo tema. Sea un proyecto, una idea, un problema, esta acción debe ser mi foco único. Verás qué rápido aumentará tu capacidad de concentración y como ello te permite ganar tiempo productivo.
Si hay niños en casa, déjalos jugar… o soñar
Hoy vivimos en una sociedad en la que los niños tienden a tener una sobrecarga de actividades. Dejarlos jugar, pensar o soñar sin objetivo preciso, libremente, contribuye a que desarrollen un universo proprio, creativo, y sin estrés.
Colaborar
La felicidad está en conectarse con el mundo que nos rodea y sentir que nuestras acciones tienen consecuencias positivas. Por ello es positivo cooperar de forma rutinaria con alguna comunidad, ONG o institución que fomenta la solidaridad.
Cocina casera
Tengo manos para elaborar comida. Es importante disfrutar de este ritual, y conectar con las virtudes de una cocina casera con ingredientes frescos y de proximidad. Como predica el movimiento slow, ir a colectar setas, elaborar la masa del pan, preparar mermeladas y conservas… son bases alimenticias que es importante recuperar.
Me autorizo no hacer nada
Tomo el tiempo de mirar por la ventana, respirar, meditar, sin objetivo preciso más allá que disfrutar de la vida y del tiempo libre. Contemplo, disfruto, me siento bien y vivo el momento presente. Con media hora diaria siguiendo este precepto, ya ganamos mucho.
Dejo de preocuparme por el mañana
Disfruta del presente y no te dejes atormentar por el desconocimiento del futuro. Una regla básica que ya ensalzo el mítico poeta romano Horacio con su famosísimo “Carpe diem”. Todo ello consiste en tomar consciencia del instante que estamos viviendo y de la vida mismo.
Practico el 10-10 en pareja
Se trata de dedicarse 20 minutos diarios mutuamente. Por turno, uno habla 10 minutos de lo que le apetezca y el otro escucha. Y viceversa.